12 agosto 2010

Corazón aturdido


Sentía una extraña falta de libertad, una rara atadura, una añoranza compulsiva en el que ella siempre aparecía en breves pensamientos. Tenía un presentimiento. Yo no estaba entre sus sueños, así que recogí los míos sin esperar ninguna oportunidad y desaparecí de su vida.

1 comentario:

IRENE dijo...

Aún te espero..