03 noviembre 2008

Perdido en ninguna parte






Aprendo a convivir al lado del vacío, y aunque
puedo fingir que nada ha cambiado, sé
que ya todo no será igual.
Extraño demasiadas ausencias.


Cada vez que me adentro en la ciudad
a buscar el contacto con el mundo, a mitigar
los daños del alma, en busca de mí mismo, sólo
encuentro corazones impasibles,
cercados con alambres de espino.


Nada me retiene aquí, así
que regreso a otros lugares imaginarios
donde espera el olvido.
Lugares que me llevan a reconciliarme
con la soledad.

1 comentario:

Marian dijo...

me encanta cómo describes los sentimientos.