
Todos los años coincidiendo con el cambio estacional del invierno a primavera, las violetas brotan rutilantes al borde de los caminos. Sus flores son intensamente aromáticas, aunque cada caminante percibe la fragancia y su belleza de manera diferente. Y sin embargo, ninguna sensación experimentada es más autentica o verdadera que la otra. Simplemente cada uno lo siente de una manera propia.
Nadie tiene derechos de propiedad sobre la verdad. La verdad crece en nuestro interior y por lo tanto es ahí donde debemos buscarla.
Debo dejar de dar paseos entre la hojarasca del otoño. Me contagia pensamientos que parecen acercarse algo, a cuestiones transcendentales.
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