Cuando apenas estuvo frente a mí, alzó la vista, y al mirarnos a los ojos vi en ellos una soledad impenetrable que cautivó mi mundo imaginario. Al apartar la mirada supe que nunca volvería a verla.
A ratos sin pretenderlo, todo se complica para encontrar motivos y tirar para adelante....genéticamente predispuesto. Busco aliento e intento doblegar la desazón que me atosiga, aunque éstas tercas sensaciones de ída y vuelta se han hospedado ya en mí.